TÉCNICAS E INSTRUMENTOS

En base a que no existe una prueba como tal para medir el TEA, será imprescindible fundamentarse en la técnica de observación participante para detectar signos de alarma de este trastorno. Además, cabe señalar que muchos niños y niñas acuden a centros multidisciplinares ya diagnosticados por neuropediatras.

Por otro lado, en cuanto a técnicas de medición de la inteligencia emocional, se pasará la escala de Emotional Quotient Inventory: Young Version (EQ-i: YV) de Bar-On y Parker (2000) adaptada al español por Ferrándiz, Hernández, Bermejo, Ferrando y Sáinz (2012) formado por un cuestionario de 60 ítems agrupados en 6 dimensiones (intrapersonal, interpersonal, manejo del estrés, adaptabilidad, estado de ánimo general e impresión positiva) con una escala de tipo Likert con cuatro alternativas de respuesta. (Sporzon y López, 2021). La persona profesional pasará esta escala a cada niño y/o niña participante. También se pasará el Trait Meta Mood Scale-24, TMMS-24 (ver ANEXO), una escala que consta de 24 ítems diseminados en 3 dimensiones (atención, claridad y reparación) con una escala de tipo Likert con 5 alternativas de respuesta. (Peña-Casares y Aguaded-Ramírez, 2021)

Con respecto a los instrumentos pensados para registrar la información acerca de la inteligencia emocional del sujeto en cuestión, se dispondrá de un cuaderno de campo para detallar las observaciones en cada sesión y se realizarán entrevistas semiestructuradas a los familiares y/o educadores del infante participante, esto es, a las personas más cercanas y que más conocen al sujeto.